El ahorro de costes y el cuidado del medio ambiente son sin duda dos de los grandes objetivos empresariales actualmente.
Tanto las empresas grandes como las pequeñas deben aprender que la implementación de iniciativas para la mejora en el consumo energético, el control de las emisiones o las políticas verdes no deben suponer un gasto. Más bien al contrario, bien aplicadas suponen un gran ahorro para las compañías, en ocasiones incluso con un retorno de la inversión muy rápido.
Y es que en cualquier sector o actividad, el consumo de energía viene a ser una de las principales partidas. Un consumo que, en la inmensa mayoría de los casos, es ineficiente, provocando por un lado un exceso de contaminación medioambiental que cada vez resulta más preocupante, y por otro un gasto que podría en la mayoría de los casos reducirse sustancialmente.
Las tecnologías de la información (TI) son parte de ese consumo energético cuya eficiencia puede mejorar, y son al mismo tiempo una herramienta muy interesante que nos ayuda a controlar y disminuir el coste derivado de la energía, permitiendo un consumo mucho más optimizado.
Es bastante sorprendente el dato que se obtiene cuando una empresa evalúa el consumo energético de su equipamiento de TI, tanto que en ocasiones la simple sustitución de un equipo antiguo por otro más nuevo se justifica por los ahorros derivados del consumo en el tiempo en que se va a amortizar el equipo.
Los CPDs mal dimensionados, diseñados o distribuidos son otra fuente de consumo no productiva que con simples actuaciones pueden revertir ahorros importantes.
Los pasos para mejorar en el ahorro energético derivado de las TI pasan por un estudio del consumo que muestre cómo es su perfil de distribución energética. Tras esto, una evaluación exhaustiva puede dar lugar a una serie de Proyectos/Medidas/Políticas que permitan ahorros importantes, mejoras en el rendimiento y mayor control.